¡Oye! ¡Negrita del alma!

¡Oye! ¡Negrita del alma!

¡Oye! ¡Negrita del alma!
Quiero que escuches, ¡mi bien!, estas palabras;
con las cuales, te declaro mi amor.
Quiero saber, si me amas;
porque, sin tu amor, no puedo vivir.

¡Dime, si me correspondes!
Que estando a tu lado, yo seré feliz.

Cuando mi amor la recuerde, ¡ay! ¡Sí!

Autor: Anónimo
Fuente: Bárcenas Freyre, Jose. Su majestad la marinera: pocos ya quedan que te canten, que te bailen y que te quieran. Lima – Perú, 1990, p84.

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