¡Ay Pepa!

¡Ay Pepa!

Cuando mi Pepa va al baño,
yo le llevo el peinador;
luego que sale del baño ,
quiere que la peine yo.

¡Ay! ¡Pepa! ¡Ay! ¡Pepa!
Permita Dios que te quepa,
en el pecho un abanico;
Paloma, dame tu pico
y un poquito, de ese, tu salero rico.

Autor: Anónimo
Fuente: Bárcenas Freyre, Jose. Su majestad la marinera: pocos ya quedan que te canten, que te bailen y que te quieran. Lima – Perú, 1990

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